...Y yo lo acabo de encontrar.
Y mientras, sostengo nuestros recuerdos entre mis manos, esperando que penetren mi piel. Imborrables abrazos, infinitos cosquilleos de amor. En ese tiempo en que solíamos sonreir sin razón. Con la sombra de tu mirada en mis ojos, en mis rosadas mejillas de melancolía. Mientras mis palabras te herían de la manera más salvaje que podían. Insistentes. Furtivas. Destruían los momentos de alegría, pero me daban más coraje para seguir, para cumplir mi objetivo. Atormentarte eternamente. Y nisiquiera la muerte pudo contra eso...
jueves, 1 de octubre de 2009
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