lunes, 20 de diciembre de 2010

Mi humilde y, probablemente, errada opinión...

Qué difícil me resulta hablar de esto, un tanto desde la ignorancia y un tanto a sabiendas del tema que pretendo tocar. Siempre veo, cuando escribo acá sobre estos problemas sociales, algo que me impulsa a dar mi opinión sobre el asunto, o he tenido alguna discusión con alguien opuesto a mi pensamiento. He leído varias posturas y hablado con mi familia del tema, y mi posición no ha variado en lo absoluto, sino que se ha hecho más fuerte. Me impresiona la capacidad que tiene gran parte de la población argentina de olvidar, de no respetar, de dar la espalda. Me impresiona de una manera aún mayor que hayan confiado en el señor Mauricio Macri para gobernar la ciudad, y su forma de expresarse hacia las personas; si, señor, son personas, aunque quizás a veces usted lo olvide. Me impresiona las cláusulas xenófobas de sus planes y las de su gabinete. Me causa bastante repulsión muchas veces formar parte de una sociedad así, una sociedad que no piensa ni deja pensar. Es increíble la necesidad de proyectar que tienen, que tenemos. Es más fácil dejarle al otro la culpa de estar como estamos, antes que asumirla. No sé cuántos de nosotros nos pusimos a pensar quienes somos, y qué es lo que realmente repudiamos. ¿Acaso no somos un país de inmigrantes? Claro, inmigrantes europeos, eso cambia las cosas... ¿Realmente las cambia? ¿No son un tanto similares las circunstancias en que nuestros antepasados llegaron a estas tierras? Claramente, lo son el líneas básicas. No hay más guerras mundiales, no hay más nazismo (obviamente, hablando del nazismo de Hitler, pues el sentimiento y lo que llevó a Hitler a matar miles de judíos persiste, lamentablemente, y esto no es más que un reflejo de aquello, por más que antes hubiera sido por fines económicos y ahora simplemente es por la intolerancia de muchos), no existe más aquella Europa de principios de siglo XX en que muchos morían de hambre, no tenían trabajo y veían sus vidas en peligro y debían escapar. Aunque también sufrieron al llegar a nuestro país, pues venían con nuevas ideas, con ideas revolucionarias como la anarquía y el socialismo y no fue sin unos cuantos golpes que lograron persistir en nuestro país, claro, si no fueron enviados nuevamente a su país de origen por ser díscolos inmigrantes que intentaban oponerse al régimen y a la oligarquía que gobernaba nuestro país. Fuera de toda similitud o diferencia entre ambos períodos, todos, de alguna forma u otra somos inquilinos en nuestro propio país. Nuestra tierra fue desde el principio una tierra ocupada por los Españoles, es una tierra plagada de mestizaje, de criollos, de gente que no pertenece realmente al lugar en donde están. Pero ahora no nos fijamos en eso porque eran inmigrantes europeos, inmigrantes de piel blanca, inmigrantes de donde provenimos todos nosotros. Y nos creemos dueños de estas tierras porque exterminamos en su momentos a los que realmente eran dueños de ellas. Entonces ¿qué nos da derecho a exijir que grupos indígenas y extranjeros salgan de tierras que alguna vez solían ser de ellos y nuestros antepasados ocuparon ilegítimamente y regaron este suelo con sangre nativa con total impunidad? Por otro lado, un argumento bastante cliché, pues lo escucho todo el tiempo, pero creo que es verídico. Ellos trabajan duro. He escuchado a muchos decir que le roban puestos de trabajo a los argentinos y que ellos allá no nos dejarían desenvolvernos de la misma manera que ellos lo hacen acá. Eso es prácticamente imposible de saber excepto que alguien haya intentado asentarse en Bolivia o Paraguay sin éxito. Por ende, creo que es un error grave juzgar antes de tener pruebas contundentes sobre el asunto. Teniendo en cuenta a su vez que muchos de los ocupantes del Parque Indoamericano eran argentinos. En cuanto a lo otro, creo que es más beneficioso para nosotros, a nivel persona, esforzarnos para mejorar y tener ambiciones, una meta, en lugar de hacer hincapié en quién le "saca" el lugar a quién. Si hay alguien más apto para hacer ciertas tareas que otro, por lógica pura, contratarán a quien crean más hábil para lo requerido. Por eso esto debería dejarnos nada más y nada menos que un sentimiento de autosuperación, querer ser más que lo que fuimos ayer siempre. Pues hay maneras. Quien se queda por siempre estático en lo que consiguió, se queda en el tiempo, se deja estar, se siente insatisfecho consigo mismo, lo que conlleva a que esté insatisfecho con el mundo que los rodea. Además, creo yo, personalmente, que todo esto debería ser tomado con orgullo, más que repudiarlo. Orgullo de que haya gente que admire la educación argentina, que pueda conseguir trabajo en nuestro país. Y si hay alguien que se queje de que los inmigrantes le arrebatan puestos de trabajo a los argentinos, o que piensen que ellos mismos no tienen trabajo porque un "bolita" o un "paragua" está ocupando su lugar, se equivocan completamente. Basta recorrer un par de calles de la ciudad para ver que está plagada de locales que ofrecen trabajo, basta ocupar dos segundos de sus vidas en buscar una forma de sobrevivir. Y si no se poseen los elementos necesarios para conseguir un trabajo, él, como miles de personas que se rompen el alma todos los días, podría perfectamente completar sus estudios y transformar su vida antes que quejarse de los que migran a nuestro país. Tenemos la suerte de tener un Estado que todavía defiende la educación pública y tenemos docentes y materiales suficientes para formar profesionales de alto nivel. Yo, como estudiante ingresante a la universidad de Buenos Aires y como estudiante del programa de educación a distancia, doy fe de la gran concurrencia de estudiantes bolivianos y paraguayos y brasileros. Y me siento conforme con ello, me da una sensación de bienestar, que dista de querer erradicarlos de la universidad o de mi país. Y es más probable que sean ellos quienes ingresen con notas más altas que yo o que muchos argentinos, pues se esfuerzan por conseguir lo que quieren, se esfuerzan por superarse, a diferencia de muchos de nosotros (y me incluyo totalmente). 

Todo esto pasa por ser un poco más tolerantes y aprender del otro no solo lo malo, sino también aquello que tienen para ofrecer. "No trates al prójimo como no quieres que te traten a ti", nunca estuvo mejor aplicado...

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