Hoy vengo a vomitar un par de palabras destructivas sobre la suciedad (juro que fue completamente no-intencional). Decía, crítica a la sociedad... Es increíble como los medios de comunicación intentan rellenar con temas comunes, con golpes bajos, con discursos trillados y muchas veces, con generalizaciones sin sentido. Ahora instauraron el tema del alcohol en los menores. Lo gracioso del caso es lo siguiente: en primer lugar, que en el preciso instante en que puedan hacer informes repetitivos sobre otro tema que atente indirectamente al gobierno y que simplemente refleje una falencia en la educación (tanto de las escuelas como de las familias), lo van a intercambiar disimuladamente por él. En segundo lugar, como ya dije, que nunca hacen hincapié en lo que realmente está en la base de todo esto. ¿Qué pasó con las charlas reflexivas y la toma de consciencia? ¿qué pasó con el sexo seguro, el decirle no a las drogas, y el mesurarse con el alcohol? ¿Que acaso los padres han llegado ya al punto de resignarse a la educación básica y cuasi meramente teórica que nos brindan las escuelas? ¿O suponen que la calle nos formará moralmente? Pero es siempre más fácil echarle la culpa a la falta de controles de los boliches o el gobierno, es más fácil intentar que los jóvenes no salgan más temprano y no hagan previas, es más fácil intentar prohibir la compra de alcohol a menores. Sin embargo, lamento comunicarles, señores medios, señores padres, los boliches cumplen la única función que podría cumplir cualquier espectáculo; el gobierno, como bien sabemos en este país, tiene asuntos prácticamente de urgencia nacional irresolutos que, dicho sea de paso, exigimos que cumpla con inmediatez día tras día (y van a seguir sin resolverse, por más que tratemos de imponernos); las previas existen y existirán siempre, y no todos salimos a bailar alcoholizados, o a punto de sufrir un coma alcohólico, eso es acudir a una generalización falaz; y nunca podrán controlar la venta de alcohol a menores, créanme, menores o no, siempre nos las arreglamos para conseguir alcohol o la entrada a los boliches. Que tire la primera piedra quien no haya hecho eso alguna vez en su juventud. El alcohol no es un invento nuevo, no es un fenómeno de nuestra época el emborracharse para ir a bailar, o para sortear las barreras que nos pone el inconsciente. Pero uno desde su posición de padre está en la obligación de acompañar a sus hijos, de asesorarlos. No se puede pretender una completa lucidez por parte de un adolescente que se ha criado solo, como no se puede pedir lucidez por parte de ningún adolescente. Adolecemos, y buscamos siempre las maneras más fáciles de solucionar nuestros problemas familiares, nuestras desiluciones, nuestros amores no correspondidos. Y los medios nos utilizan para un fin completamente comercial. El alcohol, las drogas y los embarazos adolescentes no dejarán de ocurrir en tanto cada uno, en la privacidad de su hogar, no comience a poner límites. No hay nada fuera de ello que pueda considerarse culpable de cualquiera de estos fenómenos. La base es lo principal, lo que se encuentre fuera de ello, es estrictamente accesorio.
martes, 17 de agosto de 2010
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