sábado, 20 de septiembre de 2008

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Estoy harta de todo esto. De que las cosas sean siempre así. Y siempre soy yo la que termina peleada con la gente. ¿Tan mala soy acaso? Será cuestión de probar otra cosa, algo nuevo. Encerrarse en una burbuja y dejar de ser solidaria con la gente. Porque siempre que alguien necesita algo la pelotuda que está al pie del cañón soy yo. Bueno, siempre que está al alcance de mis posibilidades, lógicamente. Pero no sé si será algo que yo sola percibo. En fin, vamos a victimizarnos un poco durante las siguientes líneas, que es algo que acostumbro hacer, no solo mientras pienso, sino en la vida misma. Simplemente tengo la necesidad de decir que hay cosas que no soporto, y una de ellas es la falta de palabra. Un par de veces está todo más que bien, a cualquiera le pueden surgir esas cosas de último momento que uno muchas veces no puede evitar. Pero eso de prometer por el simple hecho de prometer, me molesta muchísimo. Más sabiendo la situación del otro. Y todo esto será porque fui criada así. Si me comprometía con algo, debía cumplirlo. Más de una vez mi papá me obligó a hacer cosas que no quería (como ir a cumpleaños a los que había acordado ir, por ejemplo), porque había dado mi palabra. Y siempre me enseñaron que hay que ser hombre de palabra (mujer, en este caso). Igual debo admitir que con esto de la independencia, me estoy tomando un respiro, pero no es esa la cuestión. No es lo único que me tiene harta. La hipocrecía de algunos también. La inmadurez. ¡Por Dios, gente! No hay ser en este planeta maduro, es hora que lo entiendan. Contradecirse a uno mismo, es inmaduro. No poder actuar sin el concenso de los demás, es inmaduro. Vivir una realidad paralela, es inmaduro. No poder enfrentar un problema simple, es inmaduro. Y principalmente, afirmar la propia madurez, es inmaduro. Y yo soy la principal de las inmaduras, pero no digo lo contrario. Afronto lo que soy, aunque no me guste, con mis pro y mis contra. Vivo en este planeta, no en Marte. Sé lo que pasa, aunque lo disimule. Soy inmadura, y nunca me van a escuchar decir lo contrario. Y me molesta mucho que la gente crea que no lo es, que se haga la superada, cuando todos sabemos bien que su mundo se está viniendo abajo en picada. Que su cuento de hadas se convirtió en un cuento de terror. Mejor dicho, nunca fue de hadas, simplemente su mente le estuvo jugando una mala pasada. Y me harté de ser el cable a tierra, me harté de ser la que todo lo puede. Si nadie puede cuando es para mí, ¿para que me esfuerzo en complacer a los demás? Quizás sea esa necesidad imperiosa que tengo de sentirme útil alguna vez. Pero siempre termino pensando que soy la más inútil de todas, y que mi único propósito en esta vida es estorbar. Porque total, la mala es siempre Camm.

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